Mira, quien en ti llora amada mia tus lagrimas, para que estas no se deslicen por un rostro tan bello.
Eres capaz de alcanzar el infinito a cada instante.
Y yo soy el lloro de quien llora en tu ser.
No hay nada mas que amor en aquel que se niega asi, para por ti estremecer.
Solo un gesto es suficiente pago para quien devociona el anhelo de servir a tan alto.
Alcanzara entonces la tierra la bendicion perdida de quien ama mas alla de su partida, de esta vida, que sea su huida, para estar junto a ti, a quien ni me atrevo a llamar amada mia.
Mi hazaña es alcanzar la infinita ternura que agranda la tierra de povision de dulzura.
Senti que poeta era vano si en mis versos no eran estoa engarzados por tu finura.
Eres tan bella que cualquier oracion se convierte en efimera proposicion de un instante en aquella que es eternidad constante.
Permiteme mi derecho a soñarte, a alcanzar la profecia del poeta que murio antes de llegar a la montaña, por amor.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen
viernes, 2 de enero de 2009
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