La palabra es silencio.
No es del poeta.
El poeta lo ausenta con una emoción.
La ternura delicada del infinito vendra a ti sin otra éternidad qué tu verdad.
Es fundamental alcanzar la poesía para olvidarla. Sólo olvidala.
Es tan hermosa qué puede ser dejada y volará a cualquier otra estancia.
Siempre hay un poeta esperando.
El profeta te lleva a la montaña donde se quedó dormida la esperanza.
Nadie llegó hasta allí.
Prefirieron no ir.
Dijeron. -mejor No!-. No fueron hasta allí.
Prefirieron que no.
Pero la verdad es que no supieron.
No supieron porque la única fuerza era el amor.
Y el amor se olvidó y el poeta lo confundió con una emoción.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen.
sábado, 10 de enero de 2009
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