Te llevaré más allá de las palabras.
Hay una posibilidad no descubierta.
Un espacio donde no es necesario nada más que trabajo.
Trabajo del alma.
La espiritualidad no es un poema.
El poema es lo secundario del poeta.
El poeta es un estadio.
También está el idiota que sueña mundos distintos.
El maestro que consigue hacer más fácil lo mismo.
Hay una forma distinta de esperanza.
De hacer que sea cierta su estancia.
Sólo quiero que vengas desnudo, limpio, para que te llamen hijo de la mañana.
Yo te digo que hay algo más allá de las palabras.
Para llegar allí donde estas estallan formando círculos y marañas. Allí donde beben los poetas, allí donde el triste esconde su nostalgia, allí donde el poderoso llora en su miseria, allí donde el pobre encuentra la grandeza.
Hay un allí, que tiene un camino, una senda, que surge en ti y al cielo se eleva. Pero hasta ahora todos decian palabras. Y hablaban y hablaban pero no había nadie que supiera donde estaba la puerta.
Ven conmigo a la montaña, deja el valle de la tristeza. La opulencia se fue, entristecisteis la tierra.
Ven conmigo a la montaña.
Te enseñare la puerta.
Se abrirá la éternidad y tu su esencia será, la ausencia de la soledad.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maesto zen
sábado, 27 de diciembre de 2008
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